sábado, 29 de noviembre de 2014

Cada foto tiene su historia

Como soy tan indeciso no me puedo decantar por una foto u otra, cada una tiene su significado para mi, me gusta la fotografía y no voy disparando fotos sin ton ni son. Sí, para los que no lo sabían, me gusta mucho la fotografía y el vídeo, y no, no soy de los que predican por redes sociales "amante de la fotografía" y lo único que sabe es poner filtros en una aplicación del móvil. La fotografía es arte y técnica, puedes saber usar todas las funciones de tu cámara, tener las mejores prestaciones, el menor ruido en sensibilidades altas, haber asistido a sesenta horas de cursos de fotografía, que si el ojo que se pone detrás de la cámara no es original y creativo, no vas a conseguir una buena foto. Por otro lado, hay personas con mucha imaginación y seguramente visión fotográfica, pero debido a su desconocimiento de la técnica fotográfica, no son capaces de expresar lo que quieren.

Retomando lo que digo al principio, soy incapaz de escoger una única foto, así que voy a hacer una breve reseña sobre dos, la primera con gran significado para mi, por las circunstancias en las que se tomó, y otra más artística y en la que voy a exponer el "cómo se hizo".



Esta foto fue tomada durante el verano de 2013, concretamente el 10 de agosto, en plena subida a la Jonction. Era la tercera vez que visitaba el Valle de Chamonix, perteneciente a la región de la Alta Saboya y que hace frontera con Italia y Suiza. Siempre insisto en que la primera vez que fui allí me cambió la vida, la forma de ver el mundo, mis gustos, descubrí lo que era la montaña de verdad, y que era cierto lo que decían, Chamonix es la meca de todos los deportes de montaña, desde el alpinismo, hasta el ciclismo, pasando por el esquí.

Los tres años nos hemos alojado en el mismo camping, desde el que puedes observar, boquiabierto, el gran e imponente macizo del Mont Blanc repleto de cuatromiles, cascadas de hielo, seracs, agujas, el teleférico de l'Aiguille du Midi... Muy próximo al camping sale un sendero que discurre por la "Montagne de la Cote", una loma que asciende desde los 1000m hasta los 2500m de la Jonction, la "unión", el punto de partida de los dos glaciares que discurren a su alrededor y que nacen en el Mont Blanc. El primer año zigzagueamos por el sendero hasta llegar a la primera parada, el "Chalet des Bossons" un pequeño bar-mirador situado en un lado de la Montaña de la Costa y que tiene vistas a la lengua del glaciar. Aquello fue alucinante, pero el segundo año fuimos a más, continuamos subiendo hasta llegar al "Chalet des Pyramides", ya mucho más arriba, desde el que de nuevo tuvimos vistas del Glaciar des Bossons. Observamos en una señal la indicación de "La Jonction" y las dos horas y media de recorrido que quedaban, pero por desconocimiento y falta de tiempo no seguimos, ya íbamos bastante maravillados con lo que habíamos hecho. Esa noche, en el camping, consulté Google Earth y vi a dónde dirigía ese camino y lo impresionante que era, prometí subir algún día.

Dos años más tarde, volviendo de Italia, en mi tercera visita a Chamonix ya lo tenía todo programado, los 10km de ruta y los 1500m de desnivel positivo, una ruta casi vertical pero que iba a merecer la pena. Pasamos por los dos Chalets y seguimos adelante, debido a la altura la vegetación iba desapareciendo y del frondoso bosque de helechos y altos pinos pasamos a un terreno plagado de rocas y sin sendero señalado. Las grietas de los glaciares abriéndose a nuestro lado, el valle a nuestros pies, las agujas, la nieve, cada vez más cerca. Seguimos los puntos amarillos que señalaban las rocas por las que era más fácil trepar y en las que había resortes metálicos para facilitar la ascensión. La altura hacia mella en nuestro cuerpo, pero ya quedaba poco. Al fin, llegamos al extremo de la "Montagne de la Cote", la Jonction impenetrable, separando las nieves que proceden de las cumbres y creando dos verticales lenguas glaciares. Fue por aquí la primera vía de ascensión al Mont Blanc y la Jonction el lugar donde Balmat y Paccard hicieron vivac por la noche, antes de enfrentarse a esta traicionera montaña. Un sitio verdaderamente mágico.

En la foto se observa el glaciar de Le Taconnaz, situado a la derecha de la "Montagne de la Cote" y visible en uno de los interminables zigzagueos durante la ascensión.


"Una pluma se puede convertir en una piedra, dependiendo de la mano"

 De esta foto voy a intentar ofrecer el trabajo técnico que hay detrás sin que por ello pierda su encanto. 

 La tomé el día 1 de noviembre de este mismo año en Salobreña. La tarde de ese sábado salí de mi casa a fotografía la puesta de sol, cada día es un espectáculo totalmente distinto. El mar no estaba muy agitado y la ida del sol no fue muy bonita así que esperé a que se metiese para así probar a hacer alguna foto de larga exposición sin la cálida luz del sol.

 Encontré una piedra semienterrada en la arena y una pluma no muy lejos, decidí clavar la pluma justo al lado de la piedra ya que podía salir una buena composición. La arena estaba muy compacta y uniforme debido a la ida y venida de las olas, así que iban a resaltar bastante bien esos dos elementos juntos. Situé la cámara a cierta distancia, por si acaso venía alguna ola más fuerte de lo normal. Encuadré la foto de manera que la piedra estuviera en uno de los puntos de atención de la regla de los tercios de la composición fotográfica al igual que la pluma por una de las divisiones.  Usé una distancia focal de 35mm para así realzar la profundidad de campo y acercarme más al objeto. Y aquí venía un problema, quería una foto en la que solo estuviera enfocada la pluma y la piedra para así centrar la atención del espectador en el motivo por lo que necesitaba el diafragma abierto, en este caso un f/5.6, permitiendo así entrar mucha luz, pero al mismo tiempo quería que la foto fuera de larga exposición para que el agua del mar provocase el conocido efecto seda, por lo que era  totalmente contradictorio. La soluicón fue, debido a que no tenía filtros de densidad neutra, usar el ISO más bajo (100) reduciendo el grano, y quemando un poco la foto al usar 2 segundos de obturación. En el postprocesado, gracias a que la foto la disparé en RAW (un negativo digital que contiene muchísima más información que un JPG que ya viene comprimido) pude compensar ese exceso de luz que había entrado en el sensor. Del mismo modo, en el CameraRaw de Photoshop corregí algunos parámetros de saturación y sombras para dejarla en blanco en negro, perfeccionarla y conseguir esa foto.

1 comentario:

  1. Maravilloso Víctor. Ya haremos más cosas de fotografía este año. Enhorabuena.

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